miércoles, 9 de diciembre de 2009

MUSICA DE MEDITACIÓN

La meditación describe la práctica de un estado de atención concentrada, sobre un objeto externo, pensamiento, la propia consciencia, o el propio estado de concentración.
La meditación se caracteriza normalmente por tener algunos de estos rasgos:

Un estado de concentración sobre la realidad del momento presente

    Un estado experimentado cuando la mente se disuelve y es libre de sus propios pensamientos

    Una concentración en la cual la atención es liberada de su común actividad y focalizada en Dios (propio de las religiones teístas)

    Una focalización de la mente en un único objeto de percepción, como por ejemplo la respiración o una recitación de palabras constante.

Las técnicas de aproximación a la meditación varían desde las que se basan en observar la respiración, en visualizar algún pensamiento positivo o imagen inspiradora, enfocar algún objeto o imagen (como un mándala), las invocaciones, hasta las que se basan en tipos de compleja «alquimia espiritual». También existen las meditaciones sin objeto, desenfocando la tensión mental. Además de lo descrito antes sobre el pensamiento en la meditación, durante esta pueden dejarse fluir libremente las imágenes mentales, sean claras o confusas, como cuando se está a punto de conciliar el sueño. También se puede dejar fluir las sensaciones, emociones, impulsos y energías corporales, normalmente sin intervenir en ellas pero tampoco dejándose llevar o enredar, de manera que muestran finalmente una tendencia a reordenarse por sí solas; aunque existen métodos de reflexión y técnicas de concentración en que la conciencia las puede manejar.
Sentarte derecho te permite abrir el pecho, para que puedas respirar con libertad y esto, a su vez, te ayuda a desarrollar y mantener un estado de atención consciente alerta, pero relajado.
Te mostraremos cómo adoptar una postura efectiva de tres maneras: sentado en una silla, sentado en un cojín o un banquito y sentado con las piernas cruzadas. Todas estas posturas son buenas. Lo importante es encontrar la que te resulte cómoda.

Recuerda: puede ser que te parezca elegante sentarte con las piernas cruzadas pero, si no tienes la flexibilidad para eso, sencillamente vas a sufrir. Sé bueno contigo mismo. Elige una postura que te acomode.
La música es el lenguaje interno o universal de Dios. La meditación y la música no pueden ser sepa­radas. A continuación de la meditación está la música; la música del alma, la música que conmueve y eleva nuestra conciencia aspirante. No podemos meditar las veinticuatro horas del día, pero tal vez podemos meditar dos horas al día. En otros momentos podemos interpretar o escuchar música. Cuando interpretamos o escuchamos música del alma, música psíquica, inmediatamente somos transportados a un plano superior de conciencia. Cuando interpretamos música fervorosamente, vamos alto, más alto, altísimo.

Cada vez que escuchamos música del alma, obtenemos inspiración y deleite. En un abrir y cerrar de ojos, la música puede elevar nuestra conciencia. Pero si además rezamos y meditamos, estamos indudablemente más iluminados y colmados que un amante de la música que no está conscientemente llevando una vida espiritual.
No tratemos de entender la música con nuestra mente. Ni siquiera tratemos de sentirla con nuestro corazón. Simple y espontáneamente dejemos que el pájaro de la música vuele en el cielo de nuestro corazón. Al volar, revelará incondicionalmente lo que tiene y lo que es. Lo que tiene es el mensaje de la Inmortalidad. Lo que es, es el pasaje de la Eternidad.
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